jueves, 29 de octubre de 2015

Siempre de frente : Cuento 5

Siempre de frente

Subí a la azotea. Un hombre se me había adelantado y estaba sentado, descalzo, con los pies enfundados en unos calcetines rojos.
—¿No irá a saltar?
—No, de momento.
Bajo la pernera de su pantalón sobresalía un pijama azul. Me pregunté qué podría haberle ocurrido para vestirse y encaramarse allí con tanta prisa. Señalé el poyete.
—¿Puedo?
Se hizo a un lado.
—¿Nunca ha deseado detener el mundo, que el planeta entero deje de girar, retroceder en el tiempo?
—Con más frecuencia de lo que quisiera —dijo. El grito de una mujer que pedía auxilio lo interrumpió. El hombre se puso en pie—. Detener el mundo es agotador, hágame caso. Luego hay que dejarlo todo en su sitio y, salvo que sepa volar, es mejor enfrentarse a los problemas de otra forma.
Se quitó el abrigo dejando a la vista una capa roja y se marchó volando.

Betty 06 de octubre de 2015

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