Madre de mi madre
No voy a empezar diciendo, erase una vez una madre. Es una madre, que poco a poco, como las flores se va marchitando, pero que si le da un rayo de luz, se vuelve a enderezar.
Una mujer con unos ojos, que te miran y te piden, no sé qué, que la saques de una soledad forzada por la falta de recuerdos, sensaciones, en definitiva, de sentimientos que se encuentran atrapados en una cárcel, en una celda, la cual se abre solo cuando el guardián lo dispone y la vuelve a cerrar, sumiéndola en un mundo, al que yo no pertenezco, pero me hace partícipe de él, de sus frases a menudo sin sentido, de mamá, ¿sabes quién soy?, y responder, eres mi madre.
Es doloroso que no recuerde mi nombre, pero sabe que soy una persona que la quiere, que la cuida, que la hace reír, que le pregunta para que esos recuerdos vuelvan, aunque sea solo por unos momentos, también alguna riña por no saber aceptar lo que ya olvidó, a fin de cuentas es lo que hace una madre.
En esta etapa de mi vida, quién me lo iba a decir, hemos cambiado el rol de madre e hija, ahora ella soy yo.
Mª Del Mar Carracedo, 23 de Octubre 2015
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