miércoles, 22 de octubre de 2014

II Certamen de Cuentos : Votaciones Cuento 7 : "El nuevo hospital de Toledo"


El nuevo hospital de Toledo


Fue inesperado y ensordecedor. Todo comenzó a dar vueltas y una nube de polvo invadió el interior del vehículo. La calma llegó y no tuve fuerzas para quitar el plástico del airbag. Cerré los ojos.
Alguien me preguntó si podía salir y creo haberle respondido que no. Que no sentía las piernas. Estaba tranquilo y me quedé así, recostado boca arriba.

Algunas voces femeninas que hablaban despreocupadamente me despertaron. Dije algo para que supieran que estaba ahí, que estaba vivo, pero no recuerdo qué. El movimiento, las luces, la camilla, los aparatitos, hacían innecesaria cualquier pregunta. Viajaba en una ambulancia. No tenía dolores (nunca los tuve). Sabía que algo había pasado pero estaba en calma, con tranquilidad, en paz. No movía las piernas pero tampoco tenía ganas ni necesidad de hacerlo. Supuse que estaba sedado.

Los haces de luz roja se movían rápida y silenciosamente. Creo que fue el leve movimiento de la cama que terminó de despertarme. Y ahí estaba. Erguido a los pies de mi cama. Un hombre serio, relativamente joven y con una bata de color claro. Sin siquiera saludar y con voz pausada hizo una descripción de mi estado y mis heridas. Y comenzó a detallar una en particular. “… ese golpe le ocasionó una lesión medular. Será trasladado inmediatamente a Toledo. En ese hospital está la mejor técnica y la mejor gente para poder ayudarlo”.


Todo se derrumbó. No sabía a qué atenerme. Conocía la fama del hospital y lo que significaba. Era el mejor de España y la mejor solución para mí. Pero las dudas y el temor se acumulaban rápidamente. Tan rápido como veloz fue el traslado, el ingreso y las luces del quirófano.

Luego supe que la operación duró dos horas. Que salió todo bien. Pero interminables fueron los quince días que tardé en la rehabilitación en el mismo hospital. Días de mucho esfuerzo para volver a readaptar la sensibilidad y el andar. ¡A la semana quería volver a casa!
El consuelo que queda es que antiguamente, antes de la implementación de las UCNA (unidades celulares nerviosas autoduplicantes), estas lesiones eran crónicas. La gente salía en sillas de ruedas y la rehabilitación duraba meses y meses.

De regreso a casa, mirando a través de la ventanilla del taxi, le pregunté al conductor por unas instalaciones que parecían abandonadas al lado del hospital. Me contestó: “Cosa de políticos… recuerdo que estaban por festejar los 40 años del hospital de parapléjicos y con el edificio nuevo recién reinaugurado… sale la cura ésa. Claro, como ya no podían justificar tanto personal, ni tanta infraestructura… lo cerraron. Adaptaron el viejo para poder operar a los lesionados. Un problema… imagínese, si hasta tuvieron que cambiarle el nombre porque parapléjicos ya es una palabra obsoleta”

Horacio Novello. 6 de Octubre

6 comentarios:

Gracias por tu sonrisa dijo...

Jejeje, muy bueno el cuento... tal vez, para el siglo XXII ya no sea tan cuento! Mientras llega ese momento, a volar alto! :-)
PD: VOTO POR ESTE CUENTO!!

Marcela de Bernal dijo...

Muy bueno,Horace.
ME GUSTA.

Anónimo dijo...

Voto por este cuento. ME GUSTA.

Vocalmuzic dijo...

ME GUSTA

Eres un ejemplo de serenidad y te admiro por eso.

Graciela Perrone dijo...

Voto por este cuento - me encantó y me conmovió - un paciente no es solamente una lesión, un número de historia clínica, un turno en el quirófano - es una mente alerta, un alma que sufre, un ser que, en definitiva, trata de reacomodarse a esa nueva realidad en la que lo plantó el destino.

Rubén Gawryluk dijo...

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