martes, 19 de marzo de 2013

"Pequeñas" ideas para la integración

Dibujo de Martín ( 5 años)



"Mamá : este es el mar y las cosas para no caerse la gente"

Pensamos que los niños están como ausentes y en su mundo, que siguen jugando y que no se ven afectados por la "fractura" que se produce en su sistema familiar tras el advenimiento de la lesión en uno de sus progenitores. Es habitual el alejarlos de su entorno hospitalario y tenerlos alejados de los acontecimientos, al menos durante un tiempo, por parte de la familia. Los niños, grandes observadores, se percatan enseguida de que algo ha sucedido y en algunas ocasiones, incluso, han sido testigos presenciales del accidente. A pesar de ello, se les ocultan los hechos llegando, a veces, a revestirlas con mentiras : Papá o mamá se fueron de viaje o a trabajar. Si son varios hermanos, es fácil que tengan que ser repartidos para aliviar la carga de los familiares a los que les toca hacer las funciones paternas. Otras veces, son los abuelos los que se trasladan a sus domicilio para no romper la dinámica y la rutina.

Los niños no sólo tienen que enfrentarse a la pérdida transitoria del progenitor sino también a los cambios de horarios y pautas y,en algunos casos, como ya he comentado, asistir a la separación o desmembración de los hermanos.

Los niños huelen enseguida el ambiente enrarecido, oyen conversaciones al teléfono  o presencian las que giran en torno al acontecimiento traumático acaecido al tiempo que les ocultan información. Si pasa mucho tiempo sin ver a su papá o mamá pueden llegar a pensar que ha fallecido o que la gravedad es tal que no les dejan verlo. La imaginación no tiene límites.

Lo mejor, en estos casos, es dar información acorde a la edad de desarrollo del menor y mantenerlos en contacto con los progenitores.

Los niños no perciben la "discapacidad física visible" como los adultos. La silla es un medio que, además, es divertida y si es de motor aún más. Les gusta implicarse en tareas y se pelean por pasear a sus padres o abuelos, darles de comer y sondarlos si llega el caso ( ya hablé de estos aspectos en más de una entrada).

Los niños también buscan soluciones para evitar más problemas o futuras caídas o tropiezos, como es el caso de el hijo de Elena Vila, Martín, que con tan sólo 5 años, no tardó en diseñar un conjunto de ortesis (serie de bastones multicolores) para evitar caídas y así se lo hizo saber a su madre escribiendo la frase que encabeza el dibujo y que yo he destacado en negrilla debajo de él. Estos bastones son los puntos de apoyo que van a permitir a "su mamá" volver a bañarse en el mar como acostumbraba a hacerlo, algo que tanto le gusta. La solución ya está ahí, ahora solo hace falta probarla.

Seguro que la primera salida a casa esta próxima Semana Santa será muy gratificante y reportará enormes beneficios para todos.

Querido Martín : Gracias por tus aportaciones al blog.


8 comentarios:

Betty dijo...

Esta entrada me ha hecho aoordarme de la película "La vida es bella".
Como los niños pequeños no tienen la capacidad de comprender el significado "abstracto" de palabras como estres, sufrimiento o pérdida importante, es mejor suavizarles la realidad, contarsela desde su perspectiva y evitar algo que si pueden entender y sufrir como es estar alejado de los padres. Por eso mismo siempre encuentran soluciones y explicaciones sencillas. Los peques son el mejor bastón y la energía mas eficiente para salir adelante en momentos difíciles. !Bien por Martín!

Afrontando la lesión medular dijo...

"La vida es Bella" de Bellini es un film que ha llegado a mucha gente. Está en una corriente de Psicología Positiva.

Si, Betty, Martín y Álvaro, el hermano mayor (aunque no esté directamente presente en el blog) son el mejor bastón en que Elena puede apoyarse y el estímulo para seguir trabajando y ponendo "el alma" en la rehabilitación. Sobra decir lo que supuso para Elena recibir ese regalo de su hijo.

Lucía dijo...

Cuando estuve en el Hospital, lo que más me dolía ver era a los niños, tanto los que eran pacientes como los que venían a visitar a sus papás o abuelos…
Siempre le daba muchas vueltas a aquello, si yo lo estaba pasando tan mal, ¿cómo lo estarían pasando ellos? Pero pronto me di cuenta de la enorme capacidad que tenían, ellos siempre estaban sonriendo, jugando, haciendo carreras en silla por las rampas… En seguida olvidabas la silla y les veías tan felices (o incluso más) que los que te encontrabas por la ciudad de camino al Hospital.

Los que tenían a sus papás ingresados los veía ayudando en todo, como dice Mª Ángeles, orgullosos y felices cuando lo hacían y conseguían arrancarle una sonrisa a sus papás.

Estoy de acuerdo en que no se les deberían ocultar las “cosas malas”, ellos a su manera lo comprenden todo y muchas veces mejor que nosotros. Son capaces de darnos verdaderas lecciones, porque nos sorprenden estando a la altura de la situación tan bien e incluso mejor, a veces, que muchos de nosotros.

Elena es una mamá muy afortunada, el mayor tesoro de los niños son los dibujos y Martín le ha regalado a su mami una gran fortuna porque ha expresado más en ese dibujo que cualquiera de nosotros en mil palabras. Seguro que los dos peques están ayudándola muchísimo a salir adelante y a recuperarse.

Afrontando la lesión medular dijo...

No solo te pasa a tí Lucía, a todo el mundo los niños de nuestro Hospital son los casos o situaciones que más les impactan, les llegan al corazón especialmente si son los afectados directamente por la lesión.

Cuando pasan unos días y uno observa cómo convierten la silla en algo lúdico, uno ya no ve la silla.

Si es verdad que Elena tiene un tesoro. Es el acicate en su rehabilitación.

Mira por donde Lucía estamos tú y yo aquí a la misma hora en una especie de Chat. Algunas cosas buenas tenían que tener los medios audiovisuales. Me alegro que nos hayamos encontrado de nuevo a través del blog.

No me olvido de la silla en la que te sentabas en la Sesión de Grupo familiar, la más joven de todas, aunque ya sabes que a veces dudaba de que te perjudicaran más que beneficiaran esas Sesiones debido a lo mal que lo estabas pasando.

¡Buenas noches y gracias por tu fidelidad al blog!

Lucía dijo...

Es cierto que lo pasaba muy mal, pero porque cuando veía a los demás contar sus historias y pasarlo tan mal, me metía en su piel y lo pasaba mal yo también como si se tratase de algo personal...

También porque me sentía muy identificada con los sentimientos de todos ellos, era como si estuviera hablando yo... Nunca había sentido nada igual, sin conocer a una persona, la estaba escuchando decir cosas que yo también sentía o había sentido... Para mí era algo increible y me hacía emocionarme. En parte también porque siempre pensaba que lo que me estaba pasando era una horrible pesadilla y, cuando llegaba allí, me daba cuenta de que no lo era, era real y mucha gente estaba en mi misma situación y en situaciones mucho peores.

Pero bueno, si diera marcha atrás, no cambiaría los viernes a las 11 por nada del mundo. Me ayudaron muchísimo tus Sesiones y siempre te voy a estar muy muy agradecida Mª Ángeles.

Afrontando la lesión medular dijo...

"Meterse en la piel", Lucía, menuda expresión. esos si que es empatía. Creo que solo se puede sentir cuando se pasa algo parecido.

Siento que cada vez que asistieras, pasaras un mal rato. Me quedo con la satisfacción de que,a pesar de todo, te fueron de utilidad. Mañana te recordaré y comentaré este comentario con el Grupo. Alguno de los asistentes actuales es u fiel seguidor.

Tienes un don, Lucía, saber AGRADECER. Pues siguiendo tu ejemplo, GRACIAS.

Regina Castejon dijo...

Nuestros chiquitos son como esponjitas, absorben todo lo que esta a su alrededor,... y pienso que cuanto que mejor que se les involucre de la manera más sencilla de acuerdo a su edad, para evitar se confundan, y se vean como afuera de lo que toca vivir, seguro ellos como Martín, pintaran de color, y ayudaran con su sonrisa, a hacer el camino un tanto más integral, un fuerte abrazo

Afrontando la lesión medular dijo...

Diariamente los niños dan lecciones a los mayores tanto si son los afectados por la lesión medular como si son los hijos, nietos o parientes de los lesionados.

Los mayores, sin quererlo, estropeamos su encanto y sencillez, dejándoles como herencia este mundo de apariencia y competitivo.