viernes, 28 de septiembre de 2012

El vacío interior

Viendo esta semana pasada la dificultad de asumir por parte de un paciente las secuelas derivadas de la lesión, reflexionaba, una vez más, sobre los factores que condicionan la adaptación y la importancia de tener recursos personales y estrategias que le permitan a uno superar el trauma.

Veo que el hecho de estar "vaciado por dentro" no favorece la adaptación. Algunas personas viven, en un sentido figurado, con lo justo.

Vivimos como si nunca fuéramos a enfermar, envejecer o morir y no aceptamos las renuncias y nos aferramos como a un clavo ardiendo a aquello que poseemos como si nuestra vida dependiera de los bienes materiales.

En relación al proceso de rehabilitación en el Hospital, los pacientes y sus familiares viven pendientes de los pies, de que se produzca el tan deseado "milagro" y esos dedos se empiecen a mover. Yo acostumbro a decir a los familiares y a los pacientes, al ingreso, que el modelo con el que yo trabajo invierte las prioridades que ellos tienen prevaleciendo las funciones superiores, funciones que no suelen verse afectadas en la mayor parte de nuestros pacientes. Así, les comento, de forma coloquial, que yo trabajo "de la cabeza a los pies" mientras que ellos lo hacen "de los pies a la cabeza". Les hago ver que lo determinante es que el l.m. conserve indemne su capacidad cognitiva que es lo que, verdaderamente, le ayudará a gestionar o determinar su futuro.

Resumiendo de un modo fácil : "Es la cabeza la que manda y no los pies".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy cierto, a veces lo primero que vemos son los pies cuando sabemos que alguien no puede caminar.

Sin duda los que tienen una lesión les cuesta mucho trabajo aceptar y adaptarse a la nueva situación.

El que vean que hay cosas positivas e importantes es difícil.

Yo al principio cada vez que iba a ver a mi amigo a veces notaba que movía la pierna izquierda y me causaba emoción. Pero cuando empiezas a ver que solo son reflejos o movimientos involuntarios pareciera que todo se viene abajo.

Pero ahora es distinto, gracias a lo que he aprendido (mucho de lo que viene en este blog), he dejado de mirar los pies, siempre veo su rostro y puedo notar algunas veces que esta cansado, fastidiado, contento, ausente o incluso enojado. Hoy solo llego y empezamos a platicar de todo.

Sin duda me ayudo el no ver los pies.

Adry

Afrontando la lesión medular dijo...

El rostro es la puerta de entrada, después, no debemos olvidarnos de mirar el interior de las personas.

Me alegra saber que ya no te preocupas tanto de los pies de tu amigo, si se mueveno no,y espero que algún día le pase lo mismo a él y salga de esa fase en la que está metido y valore lo que tiene,que es mucho.