lunes, 19 de marzo de 2012

"Sentados" por el cáncer

Se sabe que una de cada tres personas en el S. XXI padecerá un cáncer. Según la localización del mismo y la precocidad del diagnóstico muchos podrán hacerle frente y tener una aceptable calidad de vida. Otros no sobrevivirán y otros quedarán con secuelas. Algunas de estas secuelas por diversas razones (radiación, metástasis ect.) dejarán parapléjicos a un porcentaje pequeño de ellos.

En mi experiencia, la paraplejia fue lo que más les afectó desde el punto de vista psicológico a pesar de que la misma no lleva a la muerte y el cáncer, en cambio, puede tener un fatal desenlace.

Si el cáncer ya supone una situación de impacto que desborda las previsiones del sujeto, el hecho de estar en la silla supone un impacto mayor en tanto en cuanto la "discapacidad-diversidad" es visible.

El sumatorio de dos situaciones relevantes de estrés (cáncer y y lesión medular) deja al paciente indefenso frenta a un impacto de tal magnitud. "Superado" el primero, no está la persona preparada para afrontar secuelas con las que no contaba. Luchar a dos bandas no es tarea fácil y, en muchas situaciones, el paciente se ve involucrado en la rehabilitación de una lesión medular simultáneamente con un proceso quimioterápico duro que, si ya es sabido, baja siempre las defensas, en esta población enfrentan aún con mayor desventaja el proceso rehabilitador.

Con el tiempo, estos lesionados podrán asumir su situación, como cualquier lesionado, siempre y cuando tengan una buena predisposición y afrontamiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Adrymex:

Es cierto lo que comentas, mi amigo tiene un tumor en la médula y la lesión la contrajo como consecuencia de una intervención quirúrgica para convatirlo. Y tuvo sentimientos encontrados, por un lado no fue cáncer, pero por otro quedo la lesión, es difícil decirle, que es afortunado por seguir con vida y que gracias a las radios no ha crecido, pero es complicado ver que se quedo con la lesión.

Afrontando la lesión medular dijo...

A veces no hay elección ni alternativas: operar o morir.

Durante un tiempo muchas personas que pasan por estas situaciones pueden pensar que morir es lo mejor. Con el tiempo, descubrirán que mereció la pena salir aunque sea con secuelas.

Muerto no hay elección, vivo puedes optar por vivir mal o bien y aprovechar la segunda oportunidad.